Una misma acción en un cierto número de individuos o masa crítica puede difundirse en el grupo y cambiar el comportamiento de un colectivo sin haberlo aprendido previamente . Imagínate cómo podríamos evolucionar hacia un mundo mejor si conseguimos una masa crítica que piense, sienta y actúe con la energía más poderosa del mundo: el amor. El fenómeno del centésimo mono nos confirma hasta qué punto podemos mejorar el comportamiento de un grupo.

 

¿Tiene la conciencia una vía de comunicación con otras conciencias?

El término masa crítica se utiliza en sociología para referirse a la cantidad mínima de personas que son necesarias para que un fenómeno concreto tenga lugar. Así, una vez que una determinada parte de una población ha oído hablar de una nueva idea o aprendido una nueva habilidad, su difusión entre el resto de la población se produce de forma instantánea. Este es el proceso que explica el bioquímico Rupert Sheldrake en su teoría de los campos morfogenéticos, y que detallaremos en próximas entradas.

“En el universo, cada átomo está conectado a todos los demás átomos a través de la sustancia (espíritu) de la antimateria. Todo conocimiento es potencialmente accesible a cada átomo del universo” Jean-Emile Charon, físico y filósofo

Según recoge el Biólogo, zoólogo y antropólogo sudafricano Lyall Watson (1939-2008) en su libro Lifetide: a biology of unconscious, en 1952, en la isla japonesa de Koshima, se observó a un grupo de macacos japoneses en estado salvaje durante un período de 30 años.

Los científicos alimentaban a los monos con batatas que depositaban sobre la arena. Sin embargo, la tierra que desprendían no era del gusto de los simios y, un buen día, Imo, una hembra de 18 meses, decidió lavar las batatas en el mar. A partir de entonces, otros monos de la isla empezaron a lavar sus patatas antes de comérselas.

Esta costumbre fue adoptada gradualmente por todos los monos de la isla. Entre 1952 y 1958, todos los monos jóvenes habían aprendido a lavar las batatas. Los monos adultos que tenían descendencia aprendieron de sus hijos. El resto de los monos adultos conservaron su costumbre de comer las batatas si lavarlas.

En otoño de 1958, se desconocía el número de monos que lavaban sus patatas en el mar; supongamos que 99 monos esa mañana ya asumían esa práctica. Supongamos también que, unas horas más tarde, un centésimo mono aprendió a lavar su batata.

Y aquí viene el dato curioso: esa misma tarde, casi todos los monos de la isla lavaban sus batatas antes de comerlas y, lo que es más sorprendente, las colonias de otras islas e incluso del continente, como fue el caso del parque de Takasakiyama, empezaron a realizar este mismo proceso sin haber tenido contacto con los anteriores.

Watson consideró que, cuando el mono número X aprendió el procedimiento, se completó la masa crítica, es decir, el número de monos necesario para que toda la especie adquiera de pronto el nuevo conocimiento o la nueva conducta. Esto le hizo suponer que, en la evolución de las especies, existen mecanismos diferentes de aquellos que intervienen en la selección natural, lo cual tiende a mostrar que esos mecanismos también inciden sobre la manera de propagar las ideas y costumbres por toda la especie humana.

Anímate a ser ese centésimo humano que genera el cambio, actuando con amor y desde el amor, expandiendo lo mejor de ti, porque, finalmente, todos somos UNO.